Hoy en día, uno de los miedos en México habita en el interior de una bolsa de basura. El lugar donde resido es uno de los estados con mayor índice de violencia en México, no es extraño que un día aparezcan cuerpos en bolsas en la entrada del pueblo, en medio del campo, en el centro, etc. Llegan las autoridades, retiran los cuerpos, y nadie da noticias de nada. ¿Quienes eran? ¿A dónde los llevaron? Nadie sabe. "Por eso no hay que hurgar en basura ajena", comenta una mujer de edad avanzada desde su ventana. Mientras los familiares siguen cada día recorriendo el país pala en mano, excavando en lugares olvidados, que quizás se están convirtiendo en los lugares más usados por el crimen organizado, tratando de encontrar algún indicio de la persona a la que aún esperan. Clavan varillas a modo de objeto revelador por el olor de putrefacción que puede existir bajo un claro rodeado de flores.

El 13 de enero del 2022 aparece la noticia de al menos 13 cuerpos encontrados en el Balneario los Delfines, ubicado en una cerrada que colinda con la carretera libre Tepoztlán-Yautepec. En algunas ocaciones lo visité con mis hijos, ahora sé que ahí encontraron cadáveres, armas y evidencias de ser usados como lugar de tortura. Me pregunto en cuantos lugares podemos estar pasando el rato tranquilamente sin saber que a unos cuantos metros alguien está siendo torturado, asesinado, o estamos pagando la entrada a lo que finalmente es un almacén de cuerpos. Los locales aledaños permanecen cerrados, es notorio que el balneario ahora genera a su alrededor silencio, no se habla del tema, no se voltea en esa dirección, te observan y es mejor seguir tu camino.

Pero ésta sensación se va expandiendo, cada día hay nuevas bolsas, otros cuerpos, nuevas historias, llegamos al punto en el que todo el país se va convirtiendo en una zona de silencio. Mientras en nuestras redes vemos una desaparecida tras otra sin poder retener tantos rostros.